viernes, 28 de octubre de 2016

Planificación Territorial en los Andes. La Sierra desde el siglo II a. C. hasta el siglo XII d.C.


Retomando el tema de la planificación territorial en los andes, voy a explicar los procesos y cambios que se dieron en la sierra peruana, desde finales del Formativo (200 a.C.) cuando se inicia el periodo de Desarrollos Regionales en la costa norte y central, hasta el surgimiento de Wari como cultura dominante en toda el área andina.

Según Jose Canziani, al finalizar el Formativo, la sierra pasa por un proceso en la cual empiezan a desaparecer los antiguos desarrollos culturales en la zonas de Cajamarca, Áncash, el valle del Mantaro y Ayacucho, convirtiéndose en áreas donde subsisten pequeñas comunidades ligadas a actividades ganaderas y pequeña agricultura, por lo tanto no se estaría dando en teoría una continuidad en la evolución cultural de estas regiones, salvo la región del Collao donde aparece la cultura Tiahuanaco (1). Este fenómeno difiere mucho de lo que estaba pasando en la costa norte y central, en donde surgen grandes culturas con un alto grado de desarrollo urbano y arquitectónico como los Moche, los Lima y los Nazca, situación que continua durante todo el periodo de los Desarrollos Regionales (200 a.C. – 600 a.C.). Una posible hipótesis que explicaría este fenómeno seria que “en estas regiones altoandinas se habría impuesto una autolimitación en la dotación de excedentes productivos, a partir de las condiciones técnicas de la producción agropecuaria, que se resuelve principalmente en el ámbito de la organización comunal del trabajo y de un modo sustancialmente autosuficiente. Estas condiciones limitarían la especialización en el campo de la producción y, por ende, inhibirían los elementos causales de la diferenciación social, resolviéndose las relaciones de producción en el marco de la organización comunal, donde priman la reciprocidad y el parentesco” (2). Canziani refuerza esta hipótesis mencionando que “el proceso de desarrollo urbano y su sostenibilidad requieren de la existencia de un determinado nivel de desarrollo de las fuerzas productivas; que este sea capaz de asegurar la disponibilidad de ingentes cantidades de excedentes, que permitieran una creciente división social del trabajo y desligar de la producción directa de alimentos a una porción importante de la población, para que esta se dedique principalmente al desarrollo de actividades especializadas, sean estas de producción de servicios, manufacturas, instrumentos de producción, o comercio” (3). Una interpretación personal de esta hipótesis, desarrollada desde una visión marxista y occidental, sería probablemente que en la sierra peruana, a diferencia de lo que se daba en la costa, existía un limitado desarrollo de la actividad agrícola intensiva, debido al poco suelo disponible y a las dificultades técnicas que implicaban crear una gran infraestructura hidráulica en una geografía bastante compleja como los valles interandinos y las zonas de puna, por lo que no se lograría una división y jerarquización del trabajo en el proceso de producción agrícola, dificultando el desarrollo de alta cultura. De esta manera, la actividad agrícola seria remplazada por economías ligadas a la ganadería y el pastoreo, trayendo como consecuencia el desarrollo de pequeñas comunidades rurales.

El origen de la interpretación de Canzini sobre este fenómeno se debe a que él visualiza una ausencia de arquitectura monumental y grandes centros urbanos en ese periodo a diferencia de los que estaba ocurriendo en la costa. Sin embargo, se sabe por fuentes históricas que si hubo una continuidad en el desarrollo cultural de la sierra y que las antiguas culturas serranas del Formativo fueron remplazadas por otras, la diferencia de estas con los desarrollos costeños es que tuvieron otros patrones de asentamiento más adecuados al sistema montañoso de los andes, con un limitado desarrollo de arquitectura monumental, salvo el ya mencionado caso de Tiahuanaco, donde la geografía de la meseta del Collao permitió de alguna forma un crecimiento urbanístico y arquitectónico más complejo. De esta manera, las comunidades formativas de Cajamarca se trasforman en la cultura también llamada Cajamarca, la región dominada por Chavin se convierte en la cultura Recuay, la cultura Higueras surge en la zona donde se desarrolló Kotosh, (4) y en Ayacucho surge la cultura Huarpa, predecesora de los Wari.

Mapa del área andina
con la ubicación de las culturas que se desarrollaron durante
el periodo de los Desarrollos Regionales.
Aprenda historia de la humanidad

Los centros urbanos que surgieron en estas pequeñas civilizaciones eran aldeas con arquitectura domestica distribuidas de manera aislada, adaptándose a una geografía difícil, y ubicándose generalmente sobre los cerros cerca de los valles. (5) Muchos de estos sitios estaban cercados con muros perimétricos, como el caso de Marcahuamachuco ubicado sobre una colina en las montañas de la Libertad, en la sierra norte: “Se encierra dentro de un muro perimetral circular u ovalado en cuyo interior hay orden y simetría, mientras hacia afuera es desordenada; sus construcciones son grandes galerías, estructuras redondas y rectangulares, con edificios de dos a cinco pisos que son verdaderamente impresionantes”. (6) Otra aldea importante del periodo es Pashas, centro importante de la cultura Recuay, ubicado al norte del callejón de Huaylas, (7) con características arquitectónicas similares a la de Marcahuamachuco, La organización de este asentamiento, según Williams “contenía dos áreas diferenciadas: un poblado en lo que actualmente es Cabana y una zona ceremonial localizada sobre la cresta de un espolón que domina la ciudad. La diferenciación es clara: hay un área baja y un sector alto amurallado y de acceso controlado”, (8) En la parte alta, sobre el espolón conocido como la capilla, estaban una serie de edificaciones amuralladas ligadas a la arquitectura funeraria y de uso doméstico. (9) Otros caseríos de la época que surgieron en la región alto andina son Ñawinpukyo y Conchopata, ubicados al norte de Ayacucho, siendo estos centros importantes de la cultura Huarpa.

Plano de Marcahuamachuco
publicado por Charles Wiener.
Archive
Marcahuamachuco. Plaza principal.
Foto David Almeida para Wikipedia

Podríamos resumir entonces que durante el periodo de los Desarrollos Regionales, aparecieron una serie de culturas con cierto grado de organización, a tal punto de pudieron construir asentamientos en la cima de los cerros con una organización morfológica y funcional relativamente compleja y con una arquitectura ligada a lo domestico y a lo ceremonial, pero de manera más modesta a lo que se estaba haciendo en la costa norte durante esa época.

Sitio Arqueológico de Ñawinpukyo. Scielo revista Cungará
Aerofotografia de Conchopata.
Ayacucho. Google Earth

El proceso de urbanización y organización territorial en la sierra cambió en el siguiente periodo, cuando los Wari, un pueblo del norte de Ayacucho, empiezan a expandir su cultura por todo los andes centrales (600 d.C. – 1000 d.C.), introduciendo una nueva forma de organizar el territorio y los centros urbanos (10) como veremos más adelante.

Los Wari son descendientes de los Huarpa, cultura que surgió en las cuencas de Huamanga y Huanta en el siglo III a.C. Los cambios sociales y culturales que ocasionaron el desarrollo de los Huarpa para transformarse en la cultura Wari como un centro difusor de cultura y desarrollo económico en toda el área andina pudieron haberse dado por los contactos que habría tenido la región de Ayacucho con la costa sur y el altiplano Boliviano, teniendo influencias culturales de Nazca y Tiahuanaco (11); producto de estas relaciones, los huarpas crearon una economía basada en la manufactura de producción alfarera, textil y al desarrollo de una intensa ganadería mediante la crianza de camélidos como la Llama y la Alpaca, ya que la actividad agrícola en estas regiones era poco desarrollada debido al escaso suelo productivo y a la aridez que exista en la región de Ayacucho. (12) La necesidad de conseguir productos agrícolas para la alimentación y subsistencia, obligó a los Wari a salir de su espacio de origen buscando otras áreas y regiones donde pudieran realizaran intercambios de alimentos por textiles, cerámicas y camélidos que ellos producían (13). Si bien algunos autores como Lumbreras, Gordon Willey, Larco, Scheadel, Rowe y Isbell, (14) destacan desde una visión occidental, que estos intercambios se dieron mediante el uso de la fuerza en un proceso de conquistas territoriales, convirtiendo a Wari en un gran “imperio andino” con una organización jerarquizada y secular, y con una planificación que organizara el territorio como una forma de dominio; es muy probable que el comercio manufacturero y el establecimiento de los futuros asentamientos se hayan desarrollado de manera menos violenta, mediante el desarrollo de colonias o espacios de distribución y almacenamiento de productos, llegándose a acuerdos con los pueblos y comunidades interandinas para realizar actividades comerciales; si lo comparamos de manera temeraria con occidente, la expansión Wari podría tener más semejanzas con la colonización griega o fenicia en el mediterráneo que al dominio imperial de Roma en la misma área, pero con características andinas. Al respecto Daniel Morales Chocano comenta “Presumir sin mayor análisis que Huari fue una organización política centralizada y despótica, con una clase poderosa y rica que vivía en ciudades y que era protagonista de conquistas territoriales, con una sólida organización social, fuertes mecanismos de control y una infraestructura eficiente, que imponía por la fuerza modos de vida y comportamiento es incurrir en un estereotipo, valido para el imperio romano o británico, mas no para entender el proceso histórico andino”. (15)

Mapa del sur peruano
con las interconexiones Wari y Tiahuanaco.
Scielo revista Dialogo Andino

Aquellos que defienden la tesis imperial de Wari, argumentan su poción a partir de las evidencias arqueológicas que sustentan su gran dominio por la gran cantidad de cerámica y un patrón arquitectónico en común de características “Huari – Tiahuanaco” en toda el área andina para el periodo estudiado, sin embargo, se sabe que existen evidencias de otros tipos de cerámica regionales que se desarrollaron en paralelo, (16) esto demostraría la presencia de otras culturas en esa época como los Lambayeque en el Norte o la fase tardía de la cultura Cajamarca. Incluso se podría hablar de grupos interregionales que cohabitaban pacíficamente, en donde el grupo Huari – Tiahuanaco tuvo un gran desarrollo en el sur andino con influencias menores en la sierra norte. (17)

En cuanto a su proceso de urbanización en el área andina, esta se da en dos etapas bien diferenciadas con patrones distintos. El primero se origina en la cuenca de Huamanga en Ayacucho, en donde aparecen los primeros centros urbanos, muchos de los cuales surgen en el periodo Huarpa, como Conchopata, Mayni y la propia ciudad de Wari, con patrones irregulares y crecimientos desordenados; y el segundo, la construcción de centros manufacturados administrativos, enclaves importantes ubicados a cierta distancia el uno del otro, con una organización espacial y morfológica bastante ortogonal y planificada como Pikillacta (18) en el Cusco y Viracochapampa en las sierras de la Libertad. Respecto a la segunda etapa, Canziani explica que la ubicación de estos nuevos asentamientos se dan a lo largo del eje longitudinal de los valles interandinos (19), espacios geográficos que sirvieron de acceso para la expansión cultural y económica de los Wari en las regiones circundantes de Ayacucho. “Estas instalaciones debieron formar parte fundamental de una estrategia aún más amplia, dirigida a la consolidación de sus sucesivas avanzadas en el dominio territorial. Sintomáticamente, algunas de las principales ciudades fundadas en estos valles exhiben patrones planificados…” (20), la interpretación que se puede sacar de esta idea es que desde la tesis imperial, los Wari fundaban enclaves administrativos comerciales como una forma de control político y económico en un rápido proceso de conquista, el diseño simple y regular de los asentamientos responde a una ocupación rápida y funcional del territorio, especialmente en zonas donde no había ocupaciones preexistentes, fenómeno muy parecido al caso del dominio Romano en las colonias del norte del África, o al proceso de conquista española en América en el siglo XVI. Daniel Morales cuestiona esta tesis argumentando que su proceso urbanizador no fue parte de un proyecto de conquista y dominio imperial, esto debido a que no se describen elementos arquitectónicos asociados a un poder militar o de control como torreones, fortalezas o cuartales. Por otro lado, estos centros urbanos no se ubican en lugares altos como colinas o cerros – patrón característico del periodo anterior –, lugares seguros ante un ataque, siendo más vulnerables los sitios planos de los valles donde se ubicaron. (21)

Asentamientos Wari en el valle del Ayuacucho.
Scielo revista Chungará
Aerofotografia del sitio arqueológico de Wari. Ayacucho.
Google Earth

Al referirse a la organización interna de estos nuevos asentamientos, Canziani da la siguiente opinión: “En el urbanismo planificado Wari, especialmente en el caso de sus principales ciudades, se puede leer la búsqueda de un modelo relativamente sencillo en su concepción y en su propio proceso de fundación. Un modelo urbano definido por parámetros básicos y fáciles de implantar; que permita resolver de forma orgánica la estructura de los edificios neurálgicos, para que opere en ellos el sistema de poder; y donde el desarrollo de un tejido urbano organizado sobre Kanchas, permita su adecuación a los distintos requerimientos funcionales, sean estos administrativos – tributación, acumulación, redistribución, etcétera -, ceremoniales, productivos así como habitacionales de la población concentrada en la entidad urbana, o de la que residiera momentáneamente en ella, en el caso de tropas, de tratantes o en cuanto población movilizada en el marco de sistemas de desplazamiento poblacionales similar al de los mitmaq inca”. (22) Esta organización explicaría la concepción de estos centros como espacios jerarquizados laboral y socialmente, con un alto grado de especialización de la producción manufacturera y en donde se daba un control económico y político del territorio. (23) lugares que se repartirían como prototipos con la misma función a lo largo de los andes centrales.

Plano de Viracochapampa. La Libertad.
Municipalidad de Huamachuco
Ruinas de Viracochapampa. La Libertad. Arqueología del Perú

La tesis anteriormente mencionada por Canziani es cuestionada por Morales que argumenta en primer lugar que los diferentes asentamientos fundados por los Wari pudieron tener diferentes funciones, si bien Pikillacta podría tener las actividades y características que se describen en el párrafo anterior, otros sitios podrían haber tenido funciones y usos completamente distintos. “Encontramos otro problema en cuanto a la función de las ciudades Huari. Mario Benavides ha identificado a Checohuasi, Moradochayoq, Monjachayoq y Vegachayoqmoqo como ciudades de culto religioso y rituales funerarios; mientras que Conchopata, Uchpacoto y Mayni son sitios especializados en la producción de alfarería. En el caso de Azángaro el problema es otro, según Martha Anders, que excavó en el sitio: ella plantea que Azángaro cuestiona el argumento de que las ciudades planificadas reflejan una política de especialización económica, sumamente burocratizada y secularizada, ya que no existen pruebas suficientes. En Azángaro, los tres sectores que forman el gran recinto rectangular de la ciudad reflejan actividades domésticas generalizadas, donde había dos grupos de autoridades, a manera de gobierno dual, una población de sostén o campesina y otra de residentes a corto plazo o huéspedes temporales”. (24) si a esto agregamos que dentro de estos lugares no se dan los espacios ni accesos adecuados para el fluido tránsito y para la acampada de tropas militares, así como espacios de depósitos los suficientemente grandes para almacenar cantidades de ropa y alimentos (25), podríamos decir que los centros urbanos Wari, a pesar de su morfología y organización ortogonal, tenían funciones distintas a la de un centro administrativo y de control territorial; por otro lado, su organización y gestión pudo estar dirigido hacia sí mismos, como espacios de intercambio y distribución de productos con otros territorios y regiones, más parecido al modelo de Chavín que al sistema de los incas. (26)

Para ahondar mas en el análisis y el estudio de la urbanística Wari, escogí el caso de Pikillacta, ubicado al sur del Cusco, en la confluencia de las cuencas de los ríos Huatanay y Lucre, afluentes del rio Vilcanota, en una encrucijada de caminos y en una posición céntrica e importante que conecta los valles del Cusco hacia el noroeste, la cuenca del Lucre hacia el suroeste, el rio Vilcanota y el valle de Urubamba hacia el noreste y hacia el sureste el altiplano de puno y la meseta del Collao. (27)

Canziani hace una descripción general del asentamiento: “La ciudad, que se localiza en las faldas al oeste del cerro Huchuy Balcón, a unos 3.250 m.s.n.m., tiene una extensión general de unas 200 hectáreas que comprende, además de su núcleo central, grandes áreas cercadas donde no se perciben en superficie mayores restos arquitectónicos. Su núcleo central, donde concentran y son claramente perceptibles sus principales edificaciones, presenta una planta de 745 metros de noroeste a sureste por 630 metros de suroeste a noreste, con una extensión de cerca de 47 hectáreas. Si consideramos los sectores al noroeste del sitio como posibles agregados adicionales al plano general del conjunto central, tendríamos como base una planta prácticamente cuadrada de unos 630 metros de lado, de acuerdo al modelo de ciudad Wari compartido con Viracochapampa en Huamachuco”. (28) En cuanto a la organización interna, el centro urbano está divido en tres sectores y un área anexa ubicada al norte. De los tres primeros; el sector este tiene una configuración en damero que contienen un total de 84 módulos espaciales cuadrangulares de 35 x 40 metros de lado cada uno, definidos a manera de Kanchas, con un patio central y edificaciones en forma de galería alrededor; en cuanto al sector central, es muy parecido al sector este, pero con una arquitectura más compleja que incluye una gran plaza al medio de 70 x 50 metros de lado; y el sector oeste, que está conformado por una enorme explanada de 410 metros de largo por 180 metros de ancho, que podría haber funcionado como una plaza importante de acceso a todo el conjunto y al sector central (29), espacio utilizado probablemente para grandes ceremonias e intercambio de productos; finalmente, el sector norte es un espacio anexo que se caracteriza por tener dos zonas bien identificadas, grandes áreas abiertas en los extremos y un conjunto de pequeños recintos ubicados en su parte central y organizados en forma de hileras separadas por grandes corredores. (30)

Plano de Pikillacta elaborado por Emilio Harth - Terre.
Daniel Schavelzon
Vista aerea de Pikillacta. Cusco. Skyscrapercity


Para finalizar, podríamos decir que Wari tuvo un desarrollo expansivo en los andes pero como parte de un proceso colonizador ligado más a la transacción manufacturera y la creación de acuerdos comerciales con los pueblos vecinos de manera menos violenta de lo que se podría pensar, fundando una serie de enclaves y centros logísticos  en áreas cercanas a las regiones o culturas donde se daba el intercambio, generalmente en las cabeceras o a la mitad longitudinal de los valles interandinos y costeños, aprovechando la reciprocidad en el intercambio de productos que se daban en estos espacios geográficos. La organización regular y la jerarquización espacial y funcional de estos centros, más que responder a un criterio de dominio imperial y expansionista en el territorio, era el resultado de generar una eficiencia en la gestión de los mismos como centros de intercambio y redistribución de productos.



Fuentes:
(1) José Canziani Amico, Ciudad y territorio en los andes. Contribuciones a la historia del urbanismo prehispánico (Lima: Editorial PUCP, 2009), 181
(2) José Canziani Amico, Ciudad y territorio en los andes. Contribuciones a la historia del urbanismo prehispánico (Lima: Editorial PUCP, 2009), 181, citando a Jurgen Golte, La racionalidad de la organización andina (Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 1980) y a Enrique Meyer, Casa, chacra y Dinero. Economías domésticas y ecología en los Andes (Lima: Institutos de estudios peruanos, 2004)
(3) José Canziani Amico, Ciudad y territorio en los andes. Contribuciones a la historia del urbanismo prehispánico (Lima: Editorial PUCP, 2009), 181, citando a Luis Lumbreras, Arqueología de la américa andina (Lima: Editorial Milla Batres, 1981), 170 - 173
(4) Daniel Morales Chocano, “Historia arqueológica del Perú. Del paleolítico al imperio Inca”, Compendio histórico el Perú (Lima: Editorial Milla Batres. 1998). 317
(5) Morales, “Historia arqueológica del Perú”, 343
(6) Morales, “Historia arqueológica del Perú”, 343
(7) Morales, “Historia arqueológica del Perú”, 343
(8) Carlos Williams, “Arquitectura y urbanismo en el antiguo Perú”, historia del Perú. El Perú republicano. Tomo VIII (Lima. Editorial Mejía Baca, 1985), 498
(9) Williams, “Arquitectura y urbanismo en el antiguo Perú”, 498
(10) Enrique Cortes, “Planificación territorial en los andes. Los valles de la costa hasta la dominación inca, composición urbana, (Sept. 25, 2015 [citado el 24 de octubre del 2016]): Disponible en http://composicionurbana.blogspot.pe/2015/09/planificacion-territorial-en-los-andes.html
(11) Canziani, Ciudad y territorio en los andes, 313 - 314
(12) Canziani, Ciudad y territorio en los andes, 314
(13) Canziani, Ciudad y territorio en los andes, 317
(14) Morales, “Historia arqueológica del Perú”, 430
(15) Morales, “Historia arqueológica del Perú”, 431
(16) Morales, “Historia arqueológica del Perú”, 435 – 437 - 445
(17) Morales, “Historia arqueológica del Perú”, 426 - 430
(18) Morales, “Historia arqueológica del Perú”, 445
(19) Canziani, Ciudad y territorio en los andes, 326
(20) Canziani, Ciudad y territorio en los andes, 326
(21) Morales, “Historia arqueológica del Perú”, 446
(22) Canziani, Ciudad y territorio en los andes, 326 - 327
(23) Canziani, Ciudad y territorio en los andes, 327
(24) Morales, “Historia arqueológica del Perú”, 445
(25) Morales, “Historia arqueológica del Perú”, 446
(26) Morales, “Historia arqueológica del Perú”, 446 – 447
(27) Canziani, Ciudad y territorio en los andes, 327 -328
(28) Canziani, Ciudad y territorio en los andes, 328
(29) Canziani, Ciudad y territorio en los andes, 328 - 330
(30) Canziani, Ciudad y territorio en los andes, 330